Estimados Padres y Apoderados
Les saludo cordialmente deseándoles a todos un año de verdadero bienestar, junto a sus seres queridos. Me parece que la mejor forma de expresarles estos sentimientos, es mediante una pequeña referencia al lema que usaremos y reflexionaremos durante el presente año.
“Tu nombre nació de lo que mirabas”
Estas bellas palabras fueron extraídas de una poesía de Juan Pablo II, dedicada a la figura de Verónica, aquella mujer que se acercó a Jesús, cuando éste cargaba la pesada Cruz con su cara ensangrentada, para secar y aliviar el semblante d aquel querido Jesús, que seguramente ya conocía desde hace algún tiempo. En dicho paño quedó gravado el Rostro de Nuestro Señor Jesucristo.
Lo siguiente es una introducción y extracto de dicha poesía:
“Era una mujer como todas las demás que seguía a Jesús dentro de la multitud. Pero cuando fue sacudida por aquel Rostro y se abrió paso con los codos, con los hombros- imaginémosla- toda la gente la miraba”.
“Nació tu nombre entre la gente,
que fue la primera en ver por dónde te abrías paso,
tu nombre nació de aquella que mirabas.
Nuestro nombre nace de aquí:
el nombre que tienes para tu mujer,
el nombre que tienes para tu hijo,
el nombre que tienes entre la gente con quién trabajas,
el nombre que tienes en público o secreto,
el nombre que tienes para ti mismo.”
(Juan Pablo II).
Nuestro nombre es aquello que constituye nuestro ser, aquello que ha creado y sigue creando Dios en nosotros, si se lo permitimos.
Su Mirada, es decir su Presencia es lo que necesitamos reconocer para que nuestra persona se desarrolle de acuerdo a los planes que Dios tiene para nuestra vida, porque nuestra verdadera identidad la recibimos de Él, porque a Él pertenecemos si así lo queremos, nada nos puede separar del amor de Cristo.
Que Nuestra Virgen Santísima aparecida en Lourdes, nos ayude a permanecer atentos como Verónica, para que nuestra humanidad sea constantemente acogida y orientada por la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo.